Esta profesora del Centro Universitario Santa Ana defiende la necesidad de que el campo extremeño incorpore los avances científicos, siendo racionales con el uso de recursos naturales.
Esta semana se ha celebrado una nueva edición de las Jornadas de Viticultura y Enología de Santa Ana, ¿cómo se ha evolucionado desde su inicio?
Las jornadas nacieron hace 38 años en una comarca donde se hacía vino, pero se destinaba sobre todo a la producción del alcohol y a las variedades blancas. En aquellos años, la iniciativa conjunta del profesorado de la Escuela de ITA, algunos técnicos de la Estación Enológica y miembros del sector vitivinícola tomaron conciencia de que había que evolucionar hacia vinos de calidad. Así decidieron organizar un encuentro de las características de las Jornadas de Viticultura, que reuniera en nuestra región a técnicos y profesionales de otras comunidades autónomas, en las que el sector vinícola estaba más evolucionado. Entonces la información no era tan accesible como hoy, se viajaba muchísimo menos y en los primeros años o décadas de las jornadas fue fundamental el conocimiento que a través de ellas llegó hasta el sector vitícola en la región. Fue un hilo conductor que permitió la formación en contacto con la tecnología y la innovaciones en torno al vino.
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