Los problemas de vista en niños , adolescentes y jóvenes, especialmente la miopía, están creciendo de forma exponencial y se está empezando a convertir en un problema de salud pública a nivel mundial, con tasas de prevalencia en constante aumento. Ya hay estudios que afirman que el aumento no se debe exclusivamente al factor genético, sino a los hábitos de conducta diaria como la disminución del tiempo que pasamos al aire libre o el uso abusivo de dispositivos con pantallas, sobre todo en el caso de la miopía. Por todo ello, en el área de Educación para la Salud del Centro Universitario Santa Ana (CUSA) se plantearon estudiar la situación real de la salud visual de los niños y jóvenes de la comarca de Tierra de Barros.
Primero se hizo un estudio con más de 1.400 alumnos de Infantil y Primaria y posteriormente se ha ampliado hasta llegar a 3.031 estudiantes. De ellos 2.578 eran menores de 16 años, constituyendo así más del 20% de la población menor de esta edad de la comarca Tierra de Barros. Los estudiantes procedían de 11 centros escolares, 7 de ellos públicos y 4 concertados de Almendralejo, Villafranca de los Barros, Aceuchal y Solana de los Barros. Los 453 restantes eran alumnos de entre 16 y 25 años.
Las principales conclusiones apuntan a que las alteraciones visuales aumentan con la edad desde un 9.2% en Infantil hasta alcanzar el 45% en la etapa de Secundaria en chicos de 12 a16 años. La prevalencia sigue aumentando a partir de los 16 años, especialmente la miopía y el astigmatismo. Las alteraciones visuales más frecuentes son miopía, astigmatismo e hipermetropía. Se observa mayor prevalencia de alteraciones visuales en el sexo femenino en todas las etapas educativas.
El peso del factor genético es mucho mayor en el caso de la miopía y el astigmatismo, alcanzando valores superiores al 60% y 55% respectivamente en todos los grupos de edad analizados. No existen diferencias significativas en los resultados académicos entre los alumnos de visión normal y los de visión alterada, posiblemente porque se corrigen a tiempo las alteraciones. Más de un 25% de las anomalías visuales son detectadas en el entorno escolar. Este dato pone de manifiesto la importancia del papel de los docentes en una detección temprana.
Los adolescentes de nuestra comarca pasan un promedio de 2,5 horas al aire libre, se supone que utilizando la visión lejana y un promedio de 6 horas al día usando dispositivos con pantallas y, por tanto, haciendo uso de la visión cercana.
Uso del móvil
Los adolescentes con visión alterada invierten una hora más al día usando dispositivos con pantallas, especialmente el móvil. El mayor uso de estos dispositivos se observa en los estudiantes que padecen miopía y astigmatismo. Pero consideran que habría que continuar los estudios para establecer si hay una correlación directa y clara entre horas/día de uso del móvil y prevalencia de anomalías. Ante estos problemas, desde el área de Educación para la Salud animan a fomentar las revisiones con especialistas durante la infancia y adolescencia con la finalidad de llevar a cabo una detección temprana, poder corregir y así prevenir patologías graves en la edad adulta. También a formar a los docentes para que puedan contribuir a una detección precoz y a favorecer entre los adolescentes las actividades al aire libre para que ejerciten la visión lejana, promover el uso racional de los dispositivos con pantallas, sobre todo el móvil, y retrasar su uso en la etapa infantil.
Desde Santa Ana, la profesora que ha dirigido el estudio, Carmen Vidal-Aragón, confía en que sirva de ayuda y agradece la colaboración prestada de la dirección, profesorado y familias de todos los centros que han participado en el mismo.
Fuente HOY